Para una pérgola autoportante, lo ideal es verter una base de hormigón por cada pata. Una base de 30x30cm y 40cm de profundidad suele ser suficiente para garantizar una fijación sólida (unos 90kg por pata). Luego, fije la pérgola a las bases utilizando los insertos suministrados. Una alternativa menos invasiva consiste en utilizar tornillos de cimentación de acero galvanizado o inoxidable. Estos tornillos, de más de 50cm de largo, permiten una fijación fiable según la compacidad de su suelo. En ese caso, deberá adquirir pernos de fijación adecuados.

Si su terraza está instalada sobre soportes regulables, desatornille las lamas en la zona donde irán los postes y taládrelas para permitir su paso. Fije directamente los postes a la losa de hormigón inferior, y luego vuelva a colocar las lamas alrededor para un acabado limpio. Si su pérgola no tiene cubierta, puede fijarla directamente sobre las lamas de madera. En ese caso, asegúrese de colocar una lámina impermeable entre las bases y la madera, especialmente si las lamas no son de madera exótica, para evitar cualquier riesgo de pudrición.

Antes de cualquier instalación, asegúrese de que su terraza pueda soportar el peso de la pérgola. En una terraza de madera, esto implica verificar la solidez de las vigas principales y de los cimientos. En una terraza de hormigón, revise el estado del propio hormigón y de las armaduras metálicas integradas.